Introducción
Vivimos en una era donde los teléfonos móviles son una extensión de nuestra vida. A través de ellos, accedemos a redes sociales que nos permiten conectarnos, informarnos y entretenernos. Sin embargo, lo que vemos en pantalla influye de manera profunda en cómo nos percibimos, especialmente en nuestra autoestima.
Compararnos constantemente con imágenes idealizadas, cuerpos perfectos, logros ajenos y vidas aparentemente “sin problemas” puede erosionar nuestra confianza y bienestar emocional. Por eso, los psicólogos alertan sobre el impacto que las redes sociales tienen en la salud mental, particularmente entre jóvenes y adolescentes.
En este artículo, te explicamos cómo el contenido que consumimos en redes afecta nuestra percepción de nosotros mismos, por qué es importante cuidar nuestra salud mental frente a esta influencia, y cuándo es momento de buscar la ayuda de un psicólogo.
Redes sociales y la construcción de la autoimagen
Las redes sociales están diseñadas para mostrar solo una parte de la vida de las personas: la más exitosa, estética o aspiracional. Las imágenes que consumimos no solo están seleccionadas, sino que también están editadas, filtradas y muchas veces alejadas de la realidad. Esta exposición constante a estándares inalcanzables genera comparación social, un fenómeno natural en el ser humano, pero que, en exceso, puede dañar la autoestima.
Según estudios recientes, el uso prolongado de plataformas como Instagram y TikTok se asocia con un aumento en sentimientos de insatisfacción corporal, baja autoestima y ansiedad. Ver de manera constante cuerpos “perfectos”, viajes de lujo y vidas irreales nos hace cuestionar si somos lo suficientemente exitosos, atractivos o felices.
Un psicólogo puede ayudarte a identificar cómo estos estímulos afectan tu autopercepción y trabajar en desarrollar una autoestima más sólida, basada en tu realidad y no en comparaciones distorsionadas.
La trampa de la comparación constante
La comparación social no es algo nuevo, pero con las redes sociales ha alcanzado niveles alarmantes. Anteriormente, las comparaciones se hacían con personas cercanas: amigos, compañeros de trabajo o familia. Hoy, nos comparamos con influencers, celebridades y desconocidos, cuyas vidas solo conocemos a través de fragmentos cuidadosamente curados.
Esto genera un efecto conocido como “síndrome del escaparate”, donde solo vemos la versión idealizada de los demás y olvidamos que todos enfrentan dificultades. Desde la psicología, se reconoce que este fenómeno puede desencadenar sentimientos de inferioridad, frustración y tristeza.
“Cuando una persona se expone de manera constante a vidas irreales en redes sociales, comienza a internalizar la idea de que no es suficiente,” señala Arnoldo Schaffner, psicólogo y Director del Centro de Terapia Integral en Santiago, Chile. “El trabajo del psicólogo en estos casos es ayudar a reconstruir la autoimagen desde un lugar de autenticidad y aceptación personal.”
La relación entre el tiempo de uso y el impacto emocional
El tiempo que pasamos frente a las pantallas también influye en el impacto emocional. Diversos estudios han demostrado que las personas que pasan más de tres horas diarias navegando en redes sociales tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar síntomas de ansiedad, depresión y trastornos de autoestima.
La dopamina liberada al recibir “likes” o comentarios positivos crea una relación de dependencia emocional con la validación externa. Al mismo tiempo, la ausencia de interacciones o comentarios negativos puede desencadenar sentimientos de rechazo y ansiedad social.
Un psicólogo puede ayudarte a desvincular tu autoestima de la aprobación externa y trabajar en la autoaceptación, reduciendo la dependencia emocional que se genera por la interacción digital.
Adolescentes: el grupo más vulnerable
Aunque este fenómeno afecta a todas las edades, los adolescentes son particularmente vulnerables. La adolescencia es una etapa crítica para la construcción de la identidad y la autoestima. Las redes sociales, en lugar de ser un espacio de expresión libre, muchas veces se convierten en un entorno de juicio, presión y comparación.
Problemas como trastornos alimentarios, ansiedad social, depresión y conductas autolesivas han mostrado un aumento preocupante en esta población, y la influencia de las redes sociales es un factor clave.
Los psicólogos especializados en adolescentes ayudan a identificar señales de alarma, como aislamiento, cambios bruscos en el estado de ánimo, obsesión por la apariencia física o rechazo a actividades que antes disfrutaban, y pueden intervenir para evitar que estos síntomas se agraven.
Redefinir la relación con el teléfono y las redes sociales
No se trata de demonizar los teléfonos móviles o las redes, sino de aprender a usarlos de manera consciente. La psicología nos enseña que podemos reconstruir nuestra relación con estos entornos digitales mediante prácticas saludables:
-
Limitar el tiempo de uso diario.
-
Hacer una limpieza de cuentas y seguir solo perfiles que inspiren y aporten valor.
-
Recordar que lo que vemos es solo una pequeña parte editada de la vida de alguien.
-
Practicar la gratitud y la valoración de nuestra propia vida.
-
Desarrollar hobbies y actividades offline que fortalezcan la autoestima.
¿Cuándo acudir a un psicólogo?
Si notas que el uso de redes sociales afecta tu estado de ánimo, tu confianza o tus relaciones personales, es un buen momento para consultar a un psicólogo. Las señales de alerta incluyen:
-
Sensación constante de no ser suficiente o no estar “a la altura”.
-
Comparación obsesiva con otros.
-
Cambios de humor después de ver contenido en redes.
-
Pérdida de interés en actividades fuera de la pantalla.
-
Ansiedad por no recibir validación en publicaciones.
El psicólogo te ayudará a reconstruir tu autoestima, fortalecer tu identidad y desarrollar herramientas para enfrentar la presión social, tanto en entornos digitales como en la vida real.
Conclusión
Los teléfonos móviles y las redes sociales son parte de nuestra vida, pero su impacto en la salud mental y la autoestima no debe subestimarse. La forma en que nos percibimos está influenciada por lo que consumimos en pantalla, y el exceso de comparación puede dañarnos profundamente.
La buena noticia es que no estamos indefensos ante este fenómeno. Con conciencia, límites y el apoyo de un psicólogo cuando es necesario, podemos fortalecer nuestra autoestima y usar las redes sociales de manera saludable y positiva.
Recuerda: tu valor no se mide en likes ni en seguidores, sino en tu capacidad de ser auténtico y sentirte bien contigo mismo, dentro y fuera de la pantalla.